El Tesoro del Paso del Diablo: Leyenda de Oro Enterrado en los Valles de Cuauhtémoc

Escrito el 09/09/2025
porlalibrenoticias


Durante el último cuarto del siglo XVIII, en los vastos valles del actual municipio de Cuauhtémoc, Chihuahua, existía una antigua ruta de paso entre las haciendas del norte y las misiones jesuitas que se dirigían hacia el sur del estado. Esa ruta atravesaba un punto peligroso conocido por los lugareños como el Paso del Diablo, un estrecho entre cerros donde los viajeros eran acechados por bandas de asaltantes o por los grupos de apaches que todavía resistían en la región.

Según documentos encontrados en 1924 dentro del archivo parroquial de la antigua Hacienda de Bustillos, un fraile español de nombre Bartolomé de Arce relató en una carta que un convoy de tres carretas, cargadas con oro fundido, cruces religiosas, copones de plata y documentos reales, fue emboscado en esa zona durante un traslado de emergencia desde la misión de San Andrés a Cusihuiriachi, cuando los jesuitas fueron advertidos de una posible expulsión.

Al parecer, los religiosos lograron enterrar el cargamento en lo profundo de una cañada entre dos peñas oscuras, muy cerca de un arroyo que entonces fluía todo el año. El fraile marcó una piedra con una cruz tallada y dejó indicaciones escritas, conocidas como un derrotero, que especificaba puntos clave como un árbol de sabino seco, una cueva de murciélagos y una piedra con forma de silla de montar.

Durante la Revolución Mexicana, en 1913, un campesino de apellido Muñiz, quien se refugió en las cuevas del cerro durante las batallas entre villistas y federales, encontró el viejo derrotero dentro de una caja de madera podrida, en una capilla semiderruida. El relato indica que Muñiz logró ubicar la piedra marcada, pero jamás pudo ir a buscar el tesoro. Algunos dicen que antes de poder encontrar el tesoro lo mataron,  por no revelar el lugar.

Hasta el día de hoy, en la región que rodea La Quemada y El Venado, hay quienes siguen explorando los cañones con detectores y varillas, buscando entre los mezquites, en un terreno que se ha vuelto mítico. A pesar de excavaciones y rumores, el tesoro del Paso del Diablo sigue sin aparecer, alimentando la leyenda de que los bienes eclesiásticos siguen enterrados bajo la tierra cuauhtemense.

Fuente: www.historiaslocales.com